Sebastián Espinosa Arango, el químico farmacéutico que transforma la realidad
Sebastián Espinosa Arango es un joven de 23 años que vive en el municipio de Itagüí, en el sur del Valle de Aburrá, con su mamá, dos hermanos y su perra Sasha. Luego de graduarse del Instituto Nacional de Educación Media José Félix Restrepo y haber hecho una media técnica en Química Industrial, decidió entrar en el 2015 a estudiar el pregrado de Química Farmacéutica en la Universidad CES, y en el 2018 empezó doble programa con Biología.
Actualmente, es practicante del Centro de la Ciencia y la Investigación Farmacéutica (CECIF), un centro autónomo de investigación y desarrollo, también de la Universidad CES, en el que los estudiantes aprenden desde análisis instrumental (manejo de los equipos) hasta el desarrollo de medicamentos.
Para Sebastián, estudiar Química Farmacéutica es aprender a crear fórmulas para producir medicamentos, impactar positivamente el área de la salud, la creación de productos para la industria cosmética e incluso entender sobre la edición genética de cualquier ser vivo (plantas, animales, seres humanos).
¿Cómo fusionó sus dos pasiones? Para obtener o diseñar productos en el mundo farmacéutico, nutricional, cosmético o incluso en áreas como la biotecnología, se necesitan de los seres vivos: plantas, animales, microorganismos. Entender a estos seres le ayuda a tener la capacidad de desarrollar productos como un medicamento, antibiótico o suplemento cosmético. Todo esto, sin testear en animales.
Sus materias favoritas en la carrera fueron Cosméticos, en la que aprendió a desarrollar este tipo de productos que benefician a la industria del sector cosmético, Farmacia Clínica en la que trabajó en conjunto con otros especialistas como médicos y nutricionistas para el beneficio de los pacientes e Inmunología, que es un acercamiento a uno de los sistemas más complejos pero especiales que tiene el ser humano.
Sebastián recuerda que, en clase de Cosméticos, con el profesor Juan Carlos Valencia, se reían mucho y eran solo cinco personas.
“Una vez el profesor nos puso a prueba, nos entregó una crema dura y nos dijo que la hiciéramos más suave. Todos terminamos con crema por todas partes, a algunos se nos volvió agua, otros la hicieron más dura, y a otros les funcionó. Fue una experiencia muy bonita”, recuerda Sebastián.
Sebastián, actualmente desarrolla su trabajo de grado relacionado a la edición genética de plantas para hacerlas más resistentes a ciertos ecosistemas (húmedos, calientes, muy fríos) a través de Crispr/Cas9, un sistema adaptado como herramienta molecular para modificar los genes de cualquier ser vivo en el laboratorio. Esta técnica ganó el Premio Nobel de Química en el año 2020.
Esta investigación, aportará hallazgos, por ejemplo, para los alimentos transgénicos (editados genéticamente para que tengan más vitaminas y sea comida más saludable y resistente).
“Uno puede crear una planta con las características necesarias para que se pueda cosechar en el África a temperaturas y suelos difíciles. Esto es clave teniendo en cuenta que allá hay sobrepoblación y poca comida”, explicó Sebastián.
Más allá de la ciencia, a Sebastián le gusta hacer deporte y está en el grupo de natación de la Universidad CES. Le gusta salir todos los fines de semana con sus amigos, o viajar y conectarse con la naturaleza. Está seguro de que es capaz de hacer todo lo que se proponga y de motivar a los demás para que también encuentren sus pasiones y potencien sus habilidades.
Su libro favorito es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y su serie RuPaul’s Drag Race. Ahora, como estudiante de Química Farmacéutica, está consciente de su responsabilidad con la salud pública y busca impactar desde la sostenibilidad y la ética a varios sectores como el cosmético, farmacéutico, salud, entre otras.
En la Universidad CES, Sebastián ha encontrado profesores y compañeros que se convirtieron en amigos. Para él, la vida universitaria es un espacio para conocer grandes personas mientras aprendes sobre lo que te gusta. Lo último que menciona es que, el que quiera estudiar Química Farmacéutica, debe estar preparado para cambiar el mundo en cualquiera de las grandes industrias que tiene la sociedad.
¿Y tú qué esperas para vivir esta aventura?